Eduardo
Nunca he sabido cómo manejar estas cosas. Tampoco cuándo detenerme. Estoy casi feliz y eso me hace sentir extraño. Aunque me resisto es imposible no ser bueno y lindo con Eduardo. Y ser así me hace sentir extraño. Claro, estoy casi feliz.
Cuando cae la noche, cuando la fauna del mal toma las calles por asalto, nace en mí la necesidad escribir, de matar a MI demonio. Ahora entiendo que me persigue, me atrapa, me frustra y yo incapaz de hacer nada. Por eso hoy me libero. Por eso hoy escribo. Por eso hoy lanzo mi primer grito endemoniado.
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