Último día

Es extraño. Se supone que las vacaciones son para disfrutarlas. No es que no esté descansando ni nada de eso... Pero simplemente no las puedo disfrutar. Mientras la lucecita de batería baja de este teclado inalámbrico parpadea al ritmo de mis digitaciones, al modo de los leds que están puestos en el tablero frontal de las micros picantes (nunca lo habia visto hacer eso), trato de pensar en por dónde empezar a mostrar las divertidas vacaciones que he tenido. Al fin y al cabo son divertidas. Mi vida es tan extraña, que a pesar de todo, nunca me aburro. Primero. En la casa hay una gran tensión provocada por diversos factores: la tardía salida del cheque lo que significa menos plata para afrontar marzo, mala cosa, tomando en cuenta el tipo de mes que es marzo; segundo, que mis hollywoodences familiares la hicieron de nuevo: poco me falta para empezar un tratamiento en un hospital psiquiátrico cercano a la China. Igualito a los actores de cine... Recuerden que mi mamá es tan buena para enfrentar las situaciones de estrés con calma… Yo no estoy libre de polvo y paja, claro, pero al menos, sé manejar este tipo de situaciones. Si no fuera así, ahora estaría al borde de ir voluntariamente a algún lugar raro como ese. Recuerdo que yo antes moría por un móvil, pero resulta que como mi mamá no puede vivir sin mí atado al cordón umbilical y utiliza las ventajas de los cordones umbilicales inalámbricos: teléfonos móviles. Como es bien sabido, el llamar a teléfonos móviles en Perú, sobretodo en horario normal, es bastante caro. Tengo amigos ABC1 que tienen bloqueado el teléfono para hacer llamadas a celulares. En mi casa también. Nunca he conocido la vida sin teléfono, y debo decir que es exasperante. Ya he gastado $20 este mes en mi móvil y sólo en llamados importantes, nada trivial. ¡Y no puedo llamar tranquilamente! Sobretodo ahora, que es mas importante que nunca. Y aquí llegamos al punto más importante de mi desesperación: con quien más quiero estar en estos momentos, en quien pienso 24/7 quien me hace falta, no está acá. Pero soy fuerte, y a pesar de todo, ha pasado volando esta semana. Ya es lunes, y ni me di cuenta... Afortunadamente la tensión comienza a disiparse a medida que nuestras respectivas fechas de vuelta (o llegada) a nuevas y torturantes realidades se acercan. Aunque ahora se viene especialmente provocador de nerviosismo, por lo menos en mi caso, por la agitada semana de trámites pro-finalización de la primera etapa de la revista que me esperan, y quizá lo mas importante con mi entrada de lleno al mundo laboral en Adrastea Grupo. Estoy realmente nervioso y entusiasmado con esto, pero bueno, mañana a las 8:30 a.m. finalizará el nerviosismo. En un año por fin entraré a estudiar lo que quiero, y eso también lo tiene un poquito nervioso. En general hay un gran sentimiento de impotencia temporal es el que tiene la grande en mi casa. Trato de no hacerle caso, pero es imposible viendo la cara larga de mi madre, lista para amargarse innecesariamente y amargar a quien se le cruce por delante sin escuchar motivos, yo gritando sin mayores motivos, y en general, el ambiente de violencia pacífica que hay en la casa. Puto febrero, puto marzo... espero que esto pase luego, y que no hayan más sorpresas que lamentar. Tengo un poco de miedo, no sé por qué. Los extraño a todos, especialmente a You don't know who… +++ Esto ya se reconvirtió en un diario de vida. ¿Dónde está el incisivo y mordaz blogger que ahora estaría hablando de la salud del Papa, y cómo va a dar sus misas con vocoder? Hasta lo podrian remixar: "no_no_no_no_no (scratch) no tengais miedo/(desfasado) de mirarlo a él!".