Grito Endemoniado

Cuando cae la noche, cuando la fauna del mal toma las calles por asalto, nace en mí la necesidad escribir, de matar a MI demonio. Ahora entiendo que me persigue, me atrapa, me frustra y yo incapaz de hacer nada. Por eso hoy me libero. Por eso hoy escribo. Por eso hoy lanzo mi primer grito endemoniado.

lunes, setiembre 12, 2005

(psiquiátrico)

Adolorido, cansado y vapuleado, con una muela menos, por primera vez necesito lo que está a mi lado. De todos modos es extraño porque me pertenece. La ciudad está cubierta por la niebla, sí, es una visión cool la que se tiene desde un agujero en invierno. Estoy esperando que mi masa encafálica, otrora promesa de las letras, vuelva a la actividad. Recién hoy, en una clase de informática, tengo tiempo para escribirte, darling (¿han notado que gay se pone la izquierda?). Contrario a lo que muchos pensaban, aún no moriré. De todos modos pasé el fin de semana en Quilca (nada más alternativo para un chico urbano as me). Me he dado cuenta de lo místico y variopinto de Lima y empiezo a dudar si irme. El problema sigue siendo el mismo: estoy desconectado. Mi dormitorio está "en remodelación" y eso me hace sentir peor porque no hay refugios seguros en la city. Buah, mientras tanto una alma inocente cuyo nombre empieza con E debe estar perdido entre su ser y no ser o parecer y no ser (vaya lío el de este hombre) y cierta chica con complejo de tortuga debe estar buscando un nuevo caparazón lila. ¿Se estarán preguntando por qué mi vida es tan mía?