Grito Endemoniado

Cuando cae la noche, cuando la fauna del mal toma las calles por asalto, nace en mí la necesidad escribir, de matar a MI demonio. Ahora entiendo que me persigue, me atrapa, me frustra y yo incapaz de hacer nada. Por eso hoy me libero. Por eso hoy escribo. Por eso hoy lanzo mi primer grito endemoniado.

lunes, agosto 01, 2005

Las diosas son mortales

La soledad es no tener a nadie a quien volver. Bosé tiene razón. ¿Cómo definiría Adrastea? Claro, las diosas son mortales. Es más, la inducimos al suicidio. El problema es el mismo: Necesitamos fuerzas y ganas. Claro, no creo que nos dejemos arrastrar por la corriente ni que naveguemos a la deriva. Estamos estancados, ese es el problema. Eses el mi problema. La propuesta de quitar a los malos elementos circulantes y renacer -con el esquema renovado- es bueno. No sé si tengamos fuerzas. Las ganas las tenemos, eso es claro. Las fuerzas se fueron hace mucho. ¿Sería mala idea renacer como Adrastea al estilo del Fénix? Mejor hacemos las chocotejas culturales. ¡Buah! Uno de los primeros obstáculos fue el dinero. Claro, esto de ser pobre es tan molesto... Sobretodo ser pobre con costumbres aburguesadas. En conclusión, este post es el reflejo de la falta de fuerzas. No se equivoque, eso no quiere decir que Tita y yo estemos al borde de la eutanasia. Las nuevas ideas están siendo construidas. Eso me hace pensar en Ojalá.

OJALÁ - Silvio Rodriguez


Ojalá que las hojas no te toquen el cuerpo cuando caigan
para que no las puedas convertir en cristal,
ojalá que la lluvia deje de ser milagro que baja por tu cuerpo,
ojalá que la luna pueda salir sin ti,
ojalá que la tierra no te bese los pasos.

Ojalá se te acabe la mirada constante,
la palabra precisa, la sonrisa perfecta,
ojalá pase algo que te borre de pronto:
una luz cegadora, un disparo de nieve,
ojalá por lo menos que me lleve la muerte
para no verte tanto, para no verte siempre
en todos los segundos y en todas las visiones,
ojalá que no pueda tocarte ni en canciones.

Ojala que la aurora no dé gritos que caigan en mi espalda,
ojalá que tu nombre se le olvide a esta voz,
ojalá las paredes no retengan tu ruido de camino cansado,
ojalá que el deseo se vaya tras de ti
a tu viejo gobierno de difuntos y flores.

Ojalá se te acabe la mirada constante,
la palabra precisa, la sonrisa perfecta,
ojalá pase algo que te borre de pronto:
una luz cegadora, un disparo de nieve,
ojalá por lo menos que me lleve la muerte
para no verte tanto, para no verte siempre,
en todos los segundos y en todas las visiones,
ojalá que no pueda tocarte ni en canciones.

Ojalá pase algo que te borre de pronto:
una luz cegadora, un disparo de nieve,
ojalá por lo menos que me lleve la muerte,
para no verte tanto, para no verte siempre
en todos los segundos y en todas las visiones,
ojalá que no pueda tocarte ni en canciones.