Grito Endemoniado

Cuando cae la noche, cuando la fauna del mal toma las calles por asalto, nace en mí la necesidad escribir, de matar a MI demonio. Ahora entiendo que me persigue, me atrapa, me frustra y yo incapaz de hacer nada. Por eso hoy me libero. Por eso hoy escribo. Por eso hoy lanzo mi primer grito endemoniado.

jueves, setiembre 15, 2005

(lluvia dominical - sobre el domingo)

¡Puta! ¡Qué rico! ¡Lluvia! No hay nada mejor que sentir la lluvia recorrer tu ropa mientras la ciudad se aleja. Aunque demasiado gris, demasiado vestido y demasiado adolorido, pude disfrutarla. Lo maravillosamente rico hubiera sido tomar un café bajo la lluvia leyendo poesía con don E. Lástima que estábamos demasiado desconectados, y que de todos modos hoy un café es un palo. Se viene mi cumpleaños y la casi obligación social de hacer algo para lo que no tengo plata –háganme recordar que debo comprar boxers y que de puro caprichoso haré una lista con mis regalos pedidos, aunque sé que no llegará ninguno-. Creo que la pasaré solo, pero contento porque –asumo- la compañía de E. y los incondicionales este año no faltará. A mis queridos lectores: este año sí espero una llamada.

No me puedo sentir más raro en este momento.
Pronto explicaré, suena el teléfono (don E).

Don E. anda muy misterioso, ojalá tengamos tiempo de hablar mañana.

Voy a arreglar mi mundo, o a construir uno...